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La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (y III).

Esta entrada es la continuación de otras dos aparecidas en Redes Abiertas (I y II) y en BLOGCUED (I y II), y en conjunto constituyen la base para un capítulo del libro de próxima aparición titulado “Los MOOC en la crisis de la Educación Universitaria. Docencia, diseño y aprendizaje”.
El capítulo es el número 13 y se titula como las entradas: "La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior "




La investigación. Arquitectura digital. La nube. Repercusiones para la docencia. La ciudad universitaria virtual.





En el artículo La investigación y la edición científica en la web social: La ciencia compartida (Zapata-Ros, 2011) se habla de los conceptos y de las características de la e-Ciencia (Ciencia 2.0 o ciencia compartida).  Se analizan y definen los Entornos Virtuales de Investigación Científica (VRE), profundizando en ese tema en función de la  naturaleza compartida de la ciencia y de la investigación, y de sus consecuencias. Finalmente se pone de relieve la necesidad de contar con la información viva de la investigación que hay más allá de lo publicado y que está en “la nube”. Por último, se concluye señalando la necesidad de que las agencias e instituciones de investigación contemplen en la financiación y en los proyectos, además del apoyo a la edición abierta, en las infraestructuras de Entornos Virtuales de Investigación Científica.
Por esas razones cuando hablamos de ciencia compartida y de su difusión, en todas las disciplinas “existe el impulso para publicar y para que exista la revisión por pares” (Fraser, 2005).  Los proyectos y políticas de la UE y en particular del Reino Unido (Fraser, 2005) orientan y favorecen el acceso abierto a los resultados de la investigación y otras políticas similares para la investigación financiada públicamente. Esta situación conlleva a que la infraestructura básica de la investigación suponga  impulsar la aplicación de los repositorios institucionales como parte de la infraestructura básica de investigación (ResearchCouncils UK., 2008).  Pero los repositorios en este contexto carecen de un carácter fijo y estable, sirven para publicar, para publicar y debatir preprints y para evaluar. De hecho con servicios como E-Lis, los blogs, las propias redes sociales, o los que ofrecen las propias revistas en sus espacios (incluido OJS)  los autores publican particularmente y someten a la consideración de colegas sus trabajos. La red ofrece garantías de protección a la propiedad intelectual y a la defensa contra el plagio.
Se produce en este caso también el efecto “nube” tan característico de la web social. Y muchas veces este servicio forma parte de la propia web institucional, sin estar físicamente en ella. La publicación puede estar desde el mismo momento de su primer borrador. Recordemos que el concepto de  “nube” (cloud o cloudcomputing)  va unido los conceptos de web social: El conjunto de dispositivos de gestión, circulación y almacenamiento, el software, el método y el sistema de acceso a datos y servicios que no requieren un conocimiento técnico del usuario final, donde éste coloca para ser almacenado, gestionado y utilizado su producción para ser vista por otros usuarios.
En este esquema carece de interés para los usuarios la ubicación física de las informaciones y de la configuración del servicio.
Las características y las demandas de la ciencia compartida hacen que los servicios informáticos, los que dan soporte a la investigación, se ubiquen en la nube, que por su naturaleza debe ser global, accesible por todos los investigadores y grupos allí donde estén. El espacio de los servidores, los ordenadores que gestionan y soportan la información almacenada de respaldo y la que circula por la red, se ve reducido al mínimo que garantice el respaldo local de cada universidad y de garantía a lo que circula de forma fluida y cambiante.
En definitiva los servicios, edificios y máquinas se ven de esta forma reducidos localmente.
Esto implica que los repositorios de investigación proporcionan servicios de depósito y acceso fruto de las investigaciones en cualquiera que los posibles  estado en que estas se encuentren. Esta es la clave de su potencia: El que los trabajos estén vivos en todo momento para todos, independientemente de donde se encuentren.
La nube (el repositorio de investigación en la nube) tiene un largo alcance y recorrido. No se trata sólo de eprints y resultados de la investigación, incluye proyectos, borradores, y versiones distintas o alternativas que nos dicen su historia. Esto implica igualmente un más largo plazo de preservación de los resultados temporales y finales de la investigación. Y no sólo de los datos, sino de los documentos de recogida de datos, de creación y de análisis. De hecho, se deben conservar intactos los «proyectos» (original y versiones), los datos, las publicaciones a que den lugar, los flujos de comunicación (mensajes y debates en foros), el  “material gris”[1], los cuadernos y otras formas de comunicación nebulosa. Esto es importante preservarlo en un entorno de investigación, donde en la actualidad casi todo el  material ha nacido y se ha  criado digitalmente. El desarrollo de investigaciones futuras a partir de las de hoy depende de esta conservación (Hey, T. and Trefethen, A.January 2003). Y esto va más allá de la propia configuración de las universidades particulares.
Como conclusión alguien, la CRUE, los organismos de investigación (CSIC o equivalentes europeos), agencias o incluso servicios comunes a todas las universidades y centros de investigación pero ubicado en una y dependiente de ellas, deberían ser la nube o su respaldo local en el país correspondiente.

Repercusiones para la pedagogía y la docencia universitaria. La ciudad universitaria virtual

Los documentos de programación curricular y de programación docente tienen muchas referencias explícitas que deberían ser, en función de todo lo dicho en este capítulo, reconsideradas, repensadas y redefinidas. Referencias que hacen mención a espacios y a tiempos pero cuya repercusión va mucho más allá, repercute en una ganancia o una pérdida en el aprendizaje, en definitiva en una mayor eficiencia. Pensemos por ejemplo el tiempo y la dedicación que se puede invertir en desplazamientos y en tareas y ocupaciones anejas (sacar el bono del bus, vestirse para salir, etc.) o en la puesta en situación (compartir datos, informaciones, perfiles,…)
Se trata de estudiar la influencia de las TIC fuera de lugar donde tradicionalmente se desenvuelve la actividad académica y escolar. De estudiar  dónde y cómo esos recursos se podrían desplegar con mayor eficiencia docente. Y lo que es más radical, si los espacios de aprendizaje en los campus universitarios deben permanecer, como espacios físicos, tal como están ahora o si precisan una revisión radical de su diseño y de las repercusiones en la organización docente.
Hablamos pues de que la pedagogía que sustenta la educación superior está   necesitada de una reforma. 
Aunque la clase tradicional todavía tiene su lugar, se está convirtiendo cada vez más algo anacrónico. Un número de otras alternativas eficaces son posibles cuando cada estudiante posee un dispositivo de aprendizaje móvil, personal para dar cabida a sus necesidades individuales. El aprendizaje se hace más auto-dirigido, la creación de conocimientos, así como su recepción. Los estudiantes llegan a ser más activa y amplia en su enfoque de aprendizaje.  Aparecen posibilidades de aprendizaje colaborativo y de actividades que se vuelven factibles, y pueden extenderse, más allá de los tiempos tradicionales y ubicaciones físicas. 
Pero estos cambios no son cosméticos ni solo afectan a cuestiones formales  para dar la impresión de que se asumen los cambios cuando no pasan de ser  superficiales. Así por ejemplo la resolución de problemas ya no está limitada por los horarios de clase y los límites del espacio. El papel de los profesores cambia al asumir tareas de apoyo y facilitación, en lugar de tareas directivas. Permanecen en calidad de expertos, pero reconocen que sus estudiantes también pueden traer conocimiento al proceso de aprendizaje, y también pueden enseñar y evaluar a los demás. 

El espacio físico pierde así su privilegio y su exclusividad con respecto a los espacios sociales y de aprendizaje en las redes.
La universidad está obligada a igual que hasta ahora ha prestado un espacio físico de actividad y de relación a prestar un espacio no solo de tareas y de actividades, sino también de relación y de comunicación. La nueva ciudad universitaria está en la red. Si los estudiantes están conectando de forma remota en los servicios del campus, el desarrollo de contenidos digitales y la prestación de mejores canales de comunicación es necesario para asegurar el éxito de los métodos de aprendizaje distribuido. Si los alumnos estudian exclusivamente o predominantemente fuera de la universidad tradicional, su relación privilegiada con sus compañeros, expertos y contenidos será a través de sus dispositivos personales. Si esto no funciona por alguna razón, los estudiantes pueden verse separados de repente de sus recursos y del apoyo de expertos. Por lo tanto, las universidades deben garantizar no solo que los servicios institucionales, como los Sistemas de Gestión de Aprendizaje y la prestación de otros software centralizado mantienen estables y accesibles en todo momento, sino un entorno de comunicación y de relación horizontal y no estructurado que confiera un alma mater virtual a la nueva universidad. 
En definitiva los espacios dan identidad a la universidad, los espacios en la red también. Una de las decisiones más importantes que debe hacer la universidad es asegurarse de que las expectativas de los estudiantes antes de ir a ella, y que tiene que ver con su imagen,  se cumplan, ya sea porque asistan a la universidad tradicional o porque se integren en este nuevo ambiente. 

Referencias

Bates, T. (2014). Learning theories and online learning. Accedido en http://www.tonybates.ca/2014/07/29/learning-theories-and-online-learning/ el 01/08/14.
Clark, D. (2013). MOOCs: taxonomy of 8 types of MOOC. Donald Clark Plan B.
Fraser, M.  (30-July-2005 ) "Virtual Research Environments: Overview and Activity", Originating URL: http://www.ariadne.ac.uk/issue44/fraser/intro.html
Hey, T. and Trefethen, A. (January 2003). The Data Deluge: An e-Science Perspective (Preprint).  “Grid Computing – Making the Global Infrastructure a Reality”. En http://eprints.ecs.soton.ac.uk/7648/1/The_Data_Deluge.pdf el 30/03/11.
Reigeluth, C. (2012). Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education. RED, Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012. Consultado el (dd/mm/aaa) en http://www.um.es/ead/red/32
Research Councils UK.(2008) Position Statement on Access to Research Outputs, revisado en http://www.rcuk.ac.uk/access/ el 29/03/11.
Zapata-Ros, 2012b  http://eprints.rclis.org/17463/





[1] Se entiende por the 'grey' material” todo el material de la producción científica que no es utilizado por las editoriales. Es decir todo lo que utiliza la comunidad científica que no está limpio y depurado para ser incluido en una publicación convencional.








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